viernes, 30 de julio de 2010

La increíble historia del Huracán que no pudo ser..

Cuando surge la pregunta: “¿Puede una canción cambiar el mundo?”, los escépticos responden: “Qué va…”
“Y sin embargo…”, dirán los otros Suena una guitarra, un violín sobrevuela la canción y la voz de un tipo enojado empieza a contar una historia…
“Los disparos de pistola resonaron en la noche en el bar
Llegó Patty Valentine desde el piso de arriba / Y vio al encargado en un charco de sangre. ‘¡Dios mío, los han matado a todos!’, gritó”.
“Aquí viene la historia del Hurricane. El hombre al que las autoridades culparon de algo que nunca hizo. Lo pusieron en una celda, pero él pudo haber sido el campeón del mundo”.
Sí. Hurricane se llama Rubin Carter. Un negro que era boxeador y que por esas delicias del sistema penitenciario de Estados Unidos decidieron mandar a la cárcel, condenado por asesinatos que no cometió.
Él era violento. Él solía pelearse en la calle y terminar en las comisarías.
Corría el año 1966 y Hurricane (ése era su nom de guerre) había dejado el Ejército y se dedicaba al box igual que muchos otros negros que trataban de asimilarse de alguna manera al sistema. Era un medio mediano y tenía posibilidades de pelear por el título.
Pero lo acusaron y le dieron tres perpetuas. Nueve años después, Robert Zimmerman (alias Bob Dylan) se entera del caso, lo visita en el penal y rearma la historia. El país entero toma conocimiento del caso.
“No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país donde la justicia es un juego”, cantaba furioso el mejor Dylan.
“Ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas están libres para beber martinis y mirar el amanecer, mientras Rubin se sienta como un Buda en su celda de tres por tres”.
Las manifestaciones derivaron en protestas pero también en gente que juntó dinero y el juicio se reabrió. Pocos años después, Rubin Carter estaba libre.
Bob Dylan nunca más volvió a cantar ‘Hurricane’.
Pero yo no puedo olvidarme de su caso. “Esa es la historia de Hurricane que no terminará hasta que limpien su nombre.
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido. Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido el campeón del mundo”.
Desire se llamó el discazo del viejo Bob que salió en 1976. Allí están Hurricane, Sara, One more cup of coffee, Oh, sister y varias maravillas más. Le compré a Celio Clausen y en aquel entonces lo editaba CBS. Por esas vueltas del capitalismo y por la venganza de Hiroshima ahora la compañía lleva nombre japonés. Y no re-editó Desire. Igual, me acerqué a lo de Celio con mi viejo LP (Long play) y le pedí una copia en CD. Y me la hizo.
De vez en cuando, me emociono con Hurricane. El que pudo “haber sido campeón del mundooooo!”
Ah, la respuesta a la primera pregunta es: “Sí, una canción cambió el mundo de un hombre al menos”.

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