martes, 31 de mayo de 2011

Postales del 25: Sueños en celeste y blanco

Las dudas de Cristina, el apriete de Moyano y el despelote de la oposición

El Mencho y Perruti salieron a levantar quiniela (French y Beruti no pudieron ir porque estaban cortando junto a un grupo de piqueteros la avenida de Mayo en reclamo a los fabricantes de paraguas para que les aumenten las comisiones). “Es que hay que laburar –dijo el Mencho- y la gente siempre tiene algún pálpito. ¿Señor...? Sí el 25 a la cabeza y redoblona con 11 porque ‘estamos medio-locos’ hoy… muy bueno, señor. Y ¡viva la patria aunque no caiga ni a los 10!”


Y Perruti intentaba cantar la Marsellesa. Pero no le dejaron porque era muy afrancesada.







Cristina se puso la escarapela en la solapa y unas cintas celestes y blancas en el pelo.

Y se miró en el espejo. “No está mal”, pensó. “Sólo que estas fiestas me recuerdan al ‘Flaco’ y él no está… Qué cosa, che…”





En su casa, Hugo Moyano hacía cambios en el aire con la mano como si estuviera manejando un camión: “Primera-segunda-tercera-cuarta-quinta a fondo y sexta!”, dijo y luego pensó. “No está mal… Hay que acelerar a fondo para pasar a todos,… “





“We are the champions of the World”, tarareó Mauricio Macri mientras acariciaba la panza de “la negrita” Awada, como cariñosamente llama a su esposa embarazada (oia, salió versito, dijo mi amigo Tito).

Ella en tanto, se lamenta en silencio. No sabe si enojarse con el fraseo fuera de tono de su marido o con el hecho de que no podrá ser primera dama.

“No podré ser como Inés Pertiné que hasta estudiaba inglés para poder ir a Holanda y participar en el casamiento de Máxima. Gran siete, che: Habrá que seguir vendiendo telas porque mamá dijo: ‘Nena, borque te casaste con el Mauricio, no bodés dejar de vender los cortes bara damas, eh…”… lamentaba para sí misma.

Pero después se quedó en silencio… “Claro que Inés no fue nada a Holanda. Y apenas si pudo ver a Máxima por televisión… Así que esto no está tan mal”.







Lilita se encomendó a todas las deidades existentes. “Siempre alguna ha de atender”, pensaba mientras pensaba en qué ponerse y verse más delgada en las fiestas patrias. “Van a creer que me comí todos los pastelitos y masas fritas de los negritos que andaban por la plaza de Mayo (y los buñuelos, y las empanadas calientes que queman los dientes y los asados a la parrilla y las carbonadas y los pucheros y los osubucos…)”, pensó mientras se embutía un vestido…





“Lo que pasa es que siempre admiré a Jimmy Hoffa y él es mi modelo”, pensó Moyano. “Y no está mal… nada mal. Primera-segunda-tercera-cuarta-quinta y sexta ¡a fondo!

Claro que Jimmy fue un valiente sindicalista que enfrentó al patotero irlandés ése, el presidentito católico y su hermano, el taradito Fiscal del Estado que andaban tras él. Todos ellos fueron quedando por el camino”, pensó Hugo al recordar a Hoffa. “Menos él, claro que tuvo que ir en cana, luego. Y que después pudo salir… Eso sí, después que salió de la cárcel… no sé qué pasó. Pero desapareció así como así. Y nunca más lo volvieron a ver… qué cosa… No está mal, eh…”





“El 25 de mayo es como Boquita…”, pensó Mauricio. “Hay quilombo pero todo termina en fiesta… Hacemos un poco de cabaret y luego, todos contentos. Así es nuestro país. Hay que darle de qué hablar a los programas de la tarde. Y para eso estamos nosotros… los políticos…No está nada mal, eh”





En el Brasil, Dilma trató de meter unas cintas verdes y amarillas en su ensortijado pelo… pero no pudo.

Mientras le cantaba a un cuadro de Cristina “Voçé abusou” pensaba. “Esto es más difícil que secuestrar empresarios. ¡Eso era lindo y sencillo allá en los años 60, pucha digo cómo pasa el tiempo! Pensar que lo hicimos con tanto amor y ahora los empresarios me secuestran a mi y tengo que pelearme con mi amiga Cristina…”





Cristina salió al balcón, Lilita paseó oronda por la avenida de Mayo y no había piquetes. El Mencho y Perruti decidieron no vender quiniela y se dedicaron a repartir escarapelas. Mauricio decidió cantar (un poco desafinado, eso sí) el Himno Nacional en karaoke de Charly García, y Hugo colocó cintas celestes y blancas en las antenas del camión…

Usted me dirá que estoy soñando… Puede ser… Pero soñar no cuesta nada, ¿verdad?

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