martes, 31 de mayo de 2011

Ellos sí que saben ponerla: El turno de los economistas

Se llevan a las mujeres más deseadas por los argentinos. Qué tienen y por qué seducen. Una nota aclaratoria de los fenómenos del amor
Mi amigo Segismundo decía con un poco de envidia: “¿Qué tienen los economistas que no tenga yo...?”


Es claro que está celoso. Y no es para menos.

Luli Salazar, llena de curvas y rubiedad, con esa boca inmensa como el Río de la Plata y muerta de amor, confesaba sus cuitas por el Golden boy Martín Redrado. ¡Y el tipo se daba el lujo de rechazarla!

La Malparida de Juanita Viale andaba a los arrumacos con Martín Lousteau, mientras su marido quedaba cuidando los chicos en casa.

Y entre tanto, Amado (con ese nombre, por favor) Boudou se trepa cada noche a su Harley y anda cantando por los restobares de Baires mientras seduce a muchachas encandiladas con su look for-ever-young.

“Así no se puede, che”, lamentaba Segismundo, que estudió muchos años para abogado. “Creo que elegí mal”… Claro que ni siquiera se recibió.

Y mi viejo conocido Néstor reflexionaba sobre el caso Juanita. “Lo que me impresiona es que los supuestos y famosos atributos del ‘Manguera’ parece que no sirvieron para nada…”

Y ahí está. A Juanita ya la llaman Resolución 125 porque es la que tumbó a Lousteau…”

“Yo creo que todo el lío lo inició Marcos Aguinis –acotó mi viejo conocido José Literato-. Resulta que hace tres años escribió una novela sobre la revolución cubana. Y la morocha más linda de la isla, una morena impresionante, llena de curvas e insinuante que es la flor más bella de la revolución, la hija de burgueses que abandona al marido y se va a pelear junto a Fidel y el Che… ¿de quién se enamora? ¡De un economista y encima argentino, para más datos! Te das cuenta.. ¡hay complot, viejo!”.



La curva del deseo y la pendiente del amor



Es que los economistas siempre fueron tipos serios, de traje y corbata y discurso armado.

Con cara de despistados (¿recuerdan a Juan Vital Sourrouille detrás de esos anteojos culo-de-botella?), andaban tropezando por la vida, como De la Rúa en programa de Tinelli.

Apenas si encontraban algo que decir sobre números, tasas, proyecciones de crecimiento y esas boludeces estadísticas. Pero ¿qué sabían de la vida? Nada, viejo.

Y resulta que hoy en día… ¡son más famosos que Riquelme y Palermo juntos!

Andan con las minas más deseadas y no se les toca el upite ni con tacuara añadida.

“No, pero ustedes están equivocados –intercedió Martín Gala, que haciendo honor a su nombre, salió a defender a los muchachos que hoy reemplazan a los jugadores de fútbol y los tenistas en la preferencia de las chicas top-. Los tipos tienen imaginación. ¿Recuerdan la historia de los tres tipos perdidos en el desierto? Uno era ingeniero, el otro químico y el tercero un economista. Tenían una lata de picadillo… Y no sabían cómo abrirla.

El químico dijo: “Buscaré entre las arenas algún elemento para producir una reacción química que trabaje como un ácido y derrita la tapa sellada de la latita…”

Y el ingeniero replicó: “Es medio complicada tu solución. Yo tengo un cinto acá. Con la punta de la hebilla, la haré más filosa para poder cortar y abrir la lata del picadillo…”

¿Y el economista qué hizo? Bueno, el tipo vino y dijo sencillamente: “Supongamos un abrelatas…”





Y sí. Los economistas están de moda. Salen con las mujeres más lindas y más atractivas.

Así son las cosas del amor, insistió Segismundo. “Para los médicos es una enfermedad. Porque uno siempre termina en la cama”.

Pero si se lo mira desde el punto de vista de los abogados, es una injusticia. Porque siempre hay uno arriba y otro abajo. Está claro que con el amor no todos se ponen de acuerdo: según los ingenieros es la maquina más perfecta. Porque es la única que trabaja cuando se para.

Claro que mi viejo conocido José Diseño dice que para sus colegas los arquitectos se trata de un error: Porque la zona de entretenimiento está al lado del desagüe.

Según los políticos es la democracia perfecta. Porque goza tanto el que está arriba como el que está abajo. Y pese a todo lo dicho, algunos economistas insisten en que es una mala inversión: Porque es más lo que entra que lo que sale.

Según los matemáticos vendría a ser la ecuación perfecta. Porque la mujer eleva el miembro a su máxima potencia, lo encierra entre paréntesis, le extrae el factor común y lo reduce luego a su mínima expresión…

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